De nuevo tras haber disfrutado de unos excelentes baños en la playa casi virgen, nos pertrechamos de víveres y agua y María, Alejandra, Antonio jr., Isabel y yo marchamos de expedición.
El camino fué muy duro, en algún momento dudé si volvernos sobre todo al tener que atravesar un lodazal ya que dudaba de la habilidad de algunos de los miembros del grupo, pero para mi sorpresa se negaron todos en redondo, así que decidimos continuar.
Tras casi 20 minutos de búsqueda dimos con el dichoso escondite, un poco por casualidad y un poco por intuición. Empecé a darme cuenta que quizás el iPhone no es el elemento más preciso para este deporte, pero era lo que habia.
El camino de vuelta fué duro, pero ninguno de los miembros del Arcano desfalleció, sino todo lo contrario, iban superfelices por el dificil hayazgo.
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